Biblioteca Popular José A. Guisasola




DE VISITA AL PERDIDO
Semblanza, de Bocha García



Perdonen si me emociono

al contar lo que les cuento

si saco un mundo pa’ fuera

es porque hay un mundo

por dentro

mis tatas ya se me fueron…

su casa está vieja y sola
y el jardín está reseco
como cuero de osamenta
los ha curtido el invierno

la mesa se aburre sola

naides le amasa en su pecho

y a la cocina e’ fierro

se le oxidan los mecheros

hay un techado de parras

que se ha transformao en cielo

con nubes e’ verdes hojas

le da sombra al patio abierto

los pájaros como ángeles
trinando alzan el vuelo
pintan colores e’ plumas
interrumpiendo el silencio

La vieja no barre el patio

ni le riega los malvones,

el viejo no sirve copas

al patrón y a los peones,

el silencio los reemplaza,

y a mi me suenan tambores

los ladrillos derrumbaos

no separan habitaciones

la de mi hermano tapera

y la que era de los viejos

un templo sin oraciones

pa que si ya se que pasa,
a la otra ni la miro,
se parece a la vida mía
encaminada al olvido

sobre un asiento e troncos

ensillo un mate e’ cuero

cosido en tientos y crines

recuerdo de tata viejo

la pava rezonga lerda

la leña se vuelve fuego

la yerba se riega

y ceba amargos…

como mis sueños

no hay guitarra que me toque
la zamba que yo más quiero
y sin embargo en mi alma
se están cantando sus versos…
la ha de estar acompañando
la vigüela del recuerdo

no nieva pero es escarcha

el color e mis cabellos,

la parca me anda rondando

como previendo el encuentro

naides le escapa a esa cita

cuando ha yegao el momento…

y si he de morir yo elijo

este lugar pa’ estar muerto


¡dejaré de mirar pa’ fuera
y entraré a mirar pa’ dentro!



Fidel (Bocha) García – 11/05/14




Resolución del 18-04-1901

Se ha autorizado a la empresa del Ferrocarril del Sur, para denominar El Perdido a la estación que ha construido en la línea de Tres Arroyos entre Aparicio y Cnel. Dorrego, la nueva estación se ubicaba a la altura de la posta La Flor de El Perdido, por donde cruza el pequeño arroyo que identifica a la población. En 1928 y por el lapso de 69 días, la estación ferroviaria se llamó Francisco Meeks, nombre que fue rechazado, aceptándose el de José Antonio Guisasola hasta que en 1986 se determinó que la localidad llevaría el nombre de El Perdido, Estación José A. Guisasola.-



JOSÉ A. GUISASOLA


Por mi “pueblo casa”
pasaba un pentagrama de acero,
hasta que un hada Semifusa
le escondió tres líneas Blancas

a los habitantes de
El Perdido
le conmovieron
esas dos paralelas huérfanas,
que quedaron infinitas
atravesando este pago,
después de aquel
sortilegio

decidieron ponerlas bajo su protección,
las regaron con agüita de la fe,
las abonaron de esperanzas
y les regalaron el nombre que necesitaban
para bautizar su casona
“Estilo Ingles”,
donde morar, recibir visitas
y crecer en amigos

un pianista trotamundos
vestido de mameluco
y gorra azul
le puso ruedas
a su instrumento

lo montó sobre esas rectas
de luz,
le enganchó un montón
de partituras con asientos,
cargó un número infinito
de melómanos
y los llevó
de canción en canción
atravesando
la pampa húmeda.

en las noches de verano
las chicas de mi pueblo,
los niños y los ancianos
se llegaban hasta la estación
a esperar la llegada del piano

primero
su penacho de humo negro,
luego
sus bocanadas de vapor
y por fin,
su melodía de pitidos

el percusionista Jefe
a cargo de recibirlo
le hacia la segunda voz
tañendo
la campana de bronce

el pianista
dejaba de echarle
carbones y corcheas
al rojo vientre de cuerdas,
y así pasaba
de un “allegro ma non tropo”
a un “adagio”
y se detenía
justo “ a tempo”
besando el andén

los melómanos
subían y bajaban;
iban de una canción a otra
hasta encontrar
su destino musical

Mi “pueblo casa”
estaba de fiesta,
todos amábamos
al piano

Pero un día,
un “presidente sordo”
nos quitó el piano,
las partituras;
y ya no hubo más música
en nuestro oídos

hoy mi “pueblo casa”
agoniza recuerdos,
y carga en su
impotencia,
una tristeza muda

Sus noches,
ya no tienen aquellos sones
de pitidos,
ni ecos
de campanas.

alguien, nos mintió
progreso.
alguien, nos robó
futuro

los yuyos del olvido
no llevan ni traen
melómanos

las chicas se hicieron
solteras,
los niños se hicieron
enanos,
los viejos se hicieron
autistas
y ya no cuentan mas historias;
son estatuas de sal
congeladas
en los bancos de la plaza

en la vieja estación
un farol roto,
un cartel despintado
y un molino sin su rueda
nos recuerdan
que una vez,
vivimos esperanzas.



Fidel (Bocha) García 11/05/14



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